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Recomiendo leer

La educación consiste, al menos, en conseguir que las personas hagan cosas que antes no podían hacer, comprendan ideas que antes no podían comprender y, sobre todo, que se conviertan en personas en las que no esperaban convertirse.

Con esta frase de Hugh Sockett empieza el libro que vamos a comentar: Motivation for Achievement (3ª ed.) de M. Kay Alderman. Como el título indica, su tema central es la motivación y el aprendizaje. Se trata de un texto muy valioso, y así espero que os parezca, porque nos ayuda a comprender las tres funciones la motivación:

  1. Activar o energizar un comportamiento
  2. Dirigir un comportamiento, eligiendo un camino de actuación
  3. Regular la persistencia de ese comportamiento

Como ya hemos desarrollado en otras entradas del blog (puedes echar un ojo a la sección dedicada a ello), para comprender la motivación necesitamos también comprender:

  • Las atribución causales: las razones de nuestro éxito o fracaso.
  • Las creencias sobre nuestra propia competencia.
  • La indefensión aprendida, como una creencia sobre nuestra falta de capacidad.
  • Los pensamientos sobre los objetivos, y sí estos se enfocan a aprender o a lidiar con la situación.

De esta manera, siempre nos movemos en el marco conceptual del aprendizaje social, que se preocupa de las relaciones entre el entorno, nuestros comportamientos y nuestros pensamientos.

Desde este punto de vista, el libro nos invita a reflexionar sobre nuestras creencias sobre la habilidad, y si existe una tendencia para equiparar el valor con el éxito. De esta manera, se comunica permanentemente que los alumnos que tienen habilidades que les llevan al éxito son más valiosos, en comparación con los que tienen menos habilidades o menos éxitos. En ese ambiente, para proteger su autoestima, algunas personas van a adoptar estrategias para evitar la percepción de fracaso (y por tanto su poco valor personal). Las dos estrategias más comunes son la retirada del esfuerzo, para así no ponerse en riesgo, y fijarse objetivos demasiado irreales.

Relacionado con lo anterior, el libro nos invita a ponernos en el lugar de las personas que no tienen en casa a alguien que les diga: «Estoy orgulloso de ti, sigue trabajando». Este desafío ha aumentado mucho en las últimas décadas en las escuelas de todo el mundo.

Porque, de hecho, el feedback que el alumnado recibe en la escuela es en muchos casos la fuente principal de información sobre su propia habilidad. Las interpretaciones de los estudiantes de esta información es la base de las creencias de habilidad de muchas personas que tenemos en clase. Por ejemplo, el elogio. No es tan sencillo como elogiar cualquier cosa, porque si la persona detecta que es elogiada por algo muy sencillo esto puede inducirla a creer que tiene poca habilidad. Algo parecido sucede cuando lanzamos afirmaciones como «Todo el mundo tiene que hacer esto menos Lola y Olivia». Ambas toman esta información en el contexto de su poca habilidad.

Una manera sutil y frecuente en la que las alumnas y alumnos obtienen información sobre las creencias de sus profesores en su habilidad es mediante la formación de grupos de trabajo, en los que se colocan a tres personas trabajadoras con una persona con muchas dificultades. Implícitamente, podemos interpretar que se coloca a las tres personas para que asuman el trabajo del que no puede, fijando creencias de habilidad para cada miembro del grupo.

La siguiente gráfica me parece muy valiosa en este sentido:

Y podemos elaborar un material como el que os propongo de manera que podamos reflexionar junto al alumnado por sus creencias y las estrategias que utilizan:

Para acabar, os propongo un ejercicio de reflexión personal. ¿Cómo recompensarías a personas con los siguientes patrones de habilidad, esfuerzo y desempeño? Hazlo utilizando una escala de +5 (máxima recompensa) a -5 (máxima penalización):

a. Un alumno muy capaz, que se esfuerza mucho y lo consigue.
b. Un alumno muy capaz, que se esfuerza mucho y no lo consigue.
c. Un alumno muy capaz que no se esfuerza nada y lo consigue.
d. Un alumno muy capaz que no se esfuerza nada y no lo consigue.
e. Un alumno con muchas dificultades que se esfuerza mucho y lo consigue.
f. Un alumno con muchas dificultades que se esfuerza mucho y no lo consigue.
g. Un alumno con muchas dificultades que no se esfuerza nada y lo consigue.
h. Un alumno con muchas dificultades que no se esfuerza nada y no lo consigue.

Creo que con esta actividad nos queda clara la importancia de reflexionar, como docentes, acerca de nuestras propias creencias de habilidad del alumnado y de la evaluación que podemos hacer de su trabajo y sus actitudes.

5 respuestas a “La valoración del esfuerzo y su efecto sobre la motivación”

  1. Hola,

    Podrías dar el título y autor del libro?

    Gracias.

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    1. Ya lo tienes en la propia entrada, muchas gracias por la sugerencia de mejora, totalmente acertada.

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      1. Gracias a ti por tu trabajo. Siempre super útil!

        Le gusta a 1 persona

  2. Avatar de Lydia Izquierdo
    Lydia Izquierdo

    ¡Hola!

    Si quiero cambiar de correo ¿cómo lo hago?

    Gracias.

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    1. Rellena de nuevo el formulario con el nuevo correo, y busca el botón de Unsuscribe en algún correo que hayas recibido en la dirección que quieras dar de baja.

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