Entrada adaptada y traducida del blog https://sites.google.com/view/efratfurst/makingsensecogsci con permiso de la autora: Efrat Furst @EfratFurst

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El blog lleva casi cinco años tendiendo puentes entre las ciencias cognitivas y los profesionales docentes. Los métodos de investigación cognitiva están bastante alejados de la práctica en el aula y, sin embargo, el debate es vivo y fructífero. Hay implicaciones directas para la enseñanza y el aprendizaje en las aulas, y también para la investigación. De hecho, Efrat Furst está convencido de que el vigoroso debate no se debe a esta distancia, sino a pesar de ella. Parece que ha llegado el momento de dar sentido a lo que sabemos, de organizar el conocimiento en nuevas formas sistemáticas que nos permitan avanzar.

Más concretamente, en esta entrada tratamos de establecer vínculos entre el proceso de aprender (cualquier cosa) y el proceso de utilizar los hallazgos de la ciencia del aprendizaje para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, de forma sistemática: organizar el conocimiento y hacerlo funcional.

El proceso de aprendizaje

Hace varios años, la autora creó este diagrama para ayudarnos a pensar y enseñar las etapas esenciales del proceso de aprendizaje. Y ahora podemos utilizarlo aquí para ilustrar cómo puede servir de apoyo a la reflexión sobre las relaciones actuales entre las ciencias del aprendizaje y la educación.

Muestra cuatro etapas conceptuales del aprendizaje, utilizando un «modelo de red» simplificado que representa cómo se representa el conocimiento en la memoria a largo plazo y cómo se utilizan los recursos de la memoria de trabajo. Debajo figura una lista de principios sugeridos para la elección de estrategias y métodos.

El proceso de aprendizaje de las «ciencias cognitivas en la educación»

Si la «ciencia cognitiva para docentes» es un campo de conocimiento, ¿dónde estamos en la secuencia de su aprendizaje? Si nos fijamos en la «gran idea» de cada etapa en este gráfico (etiquetada debajo en color) que representa el objetivo principal o incluso la esencia de la etapa, entonces ¿dónde estamos? 

  1. Bloques de construcción – ¿sabemos cuáles son las piezas más relevantes? 
  2. Organización: ¿sabemos cuál es el lugar de cada elemento? ¿cómo debe aplicarse en la práctica? ¿cuáles son algunos buenos ejemplos de aplicación? 
  3. Función: ¿podemos utilizarla sistemáticamente? (dejemos de lado la solidez por ahora). 

Utilizar con sentido = Organización + Función

Creo que hablamos mucho de las ideas principales, y algunos de nosotros ponemos nuestro empeño en explicar y demostrar cómo funcionan muchas de ellas en la práctica, y también cómo organizarlas en secuencias.

En el ámbito del aprendizaje, «crear significado», tal y como defiende Efrat Furst, se compone de dos etapas esenciales: organizar los nuevos conceptos y conectarlos con los ya existentes, y después invertir esfuerzos en hacerlos útiles aplicándolos a diferentes contextos. Un punto importante es que, en general, como humanos, y como docentes más concretamente, nos encanta hacer la primera parte, y a veces pasamos por alto la segunda.

Por eso no es extraordinario que nos encontremos exactamente en esta fase de transición cuando se trata de dar sentido a la ciencia del aprendizaje. Podemos comprender muchas cosas de la ciencia del aprendizaje, pero…¿sabemos usarlas? 

De la organización a la función

Así que el objetivo es ampliar el modelo de aprendizaje, que puede tener sentido (=organizar), a un marco que sirva de base para la evaluación y la planificación (=función). Para ello, es importante darse cuenta de que el proceso cognitivo no puede desligarse de los procesos adicionales relacionados con el aprendizaje en los que está inmerso, como la motivación, la metacognición y, lo que es más importante, la formación de hábitos. 

De las ciencias cognitivas aprendemos, una y otra vez, que las estrategias eficaces, las que benefician a los alumnos a largo plazo, también son intrínsecamente más desafiantes y menos gratificantes (también conocidas como dificultades deseables, ver entrada al respecto). De ahí que, al planificar los objetivos cognitivos últimos (como el aprendizaje autodirigido, el pensamiento crítico y la creatividad), tengamos que andamiar no sólo el proceso cognitivo, sino también los factores que lo apoyan íntimamente e interactúan con él. 

Cognición, motivación, metacognición and formación de hábitos.

No podemos olvidar que esos elementos del aprendizaje también han sido descritos por grandísimos investigadores, y hay pruebas que sugieren factores que son esenciales en el aprendizaje. Algunos de estos factores se destacan en la imagen contigua (los recursos se enumeran más abajo).

Una cosa que llama la atención es la línea de tiempo: la secuencia cognitiva representa una secuencia que va de principiante a cada vez más avanzado, y los principios sugeridos avanzan en consecuencia. Lo mismo ocurre con los demás procesos: la motivación requiere una mayor atención en las fases iniciales, cuando el objetivo y el valor pueden no estar claros todavía. 

La metacognición es relevante cuando los alumnos experimentan retos, por un lado, y están preparados para reflexionar sobre su propio pensamiento, por otro (es decir, no demasiado pronto). 

Por último, los hábitos adquieren mayor importancia cuando los alumnos están preparados para entrar en algún tipo de rutina práctica, sustituyendo gradualmente la supervisión consciente por acciones implícitas más automáticas. 

Convirtiendo el mapa en una tabla

Ahora, si queremos que estas ideas sean funcionales, convirtamos este mapa en una tabla, como muestra la imagen. Tiene las cuatro etapas de aprendizaje como filas, que dictan la secuencia, y cuatro columnas para las estrategias que se basan en pruebas de las ciencias conductuales, cognitivas y sociales. A partir de la tabla completa, podemos elegir y ajustar los principios rectores a contextos y objetivos específicos de enseñanza y aprendizaje. Es importante asegurarse de que no nos estamos saltando ninguna etapa cognitiva y de que apoyamos el aprendizaje con los principios más relevantes. Esto puede ayudarnos a tomar decisiones informadas sobre cuándo y cómo invertir nuestros limitados recursos. 

Un ejemplo: ganar vocabulario en una lengua no nativa

He aquí un ejemplo de secuencia didáctica, que puede repetirse y desarrollarse en una clase de aprendizaje de lenguas extranjeras. Observe que en la fila vacía de la parte superior se indica claramente un objetivo: crear pequeñas diálogos con palabras nuevas. Otra cosa que hay que observar es cómo los principios de las distintas columnas se combinan en la misma técnica de enseñanza/aprendizaje (por ejemplo, utilizamos historias para organizar y dar sentido mejor, y elegimos historias cotidianas relevantes para que sirvan de apoyo a la motivación, etc.). Es probable que todas las técnicas de enseñanza incluyan más de un propósito, y puede que esta tabla nos ayude a evaluar y planificar con determinación. 

Llevando el modelo a la formación docente

Ha habido varios intentos en el campo de la «ciencia cognitiva y la educación» de organizar las ideas en marcos funcionales y útiles**, y de hecho, creo que esto es un signo de lo maduro que ha llegado a ser el campo (y de hacia dónde tiene que ir todavía). Quiero mencionar especialmente dos publicaciones recientes: La primera es el impresionante meta.análisis de Sims et al. (2021) que podéis descargar pinchando aquí sobre programas eficaces de desarrollo profesional. Presentan un enfoque pionero y revolucionario de la evaluación de los programas de formación docente. Se basa en pruebas de las ciencias cognitivas y del comportamiento, en lugar de en factores más amplios de la investigación educativa (que no demostraron ser suficientemente útiles). Sugieren 22 mecanismos y los clasifican en 4 categorías secuenciales que representan el proceso de aprendizaje. Es importante destacar que asumen y sugieren que un a formación docente equilibrada, que incluya al menos un mecanismo de cada categoría, tiene más posibilidades de ser eficaz (de forma que pueda traducirse en lo que consiguen los alumnos). Aunque recomiendo encarecidamente la lectura de la revisión y las recomendaciones, quiero llamar especialmente la atención sobre las categorías que sugieren (véase la imagen) y sobre el hecho de que abarcan todo el proceso de aprendizaje, desde la adquisición de conocimientos hasta la integración de una habilidad profesional en el entorno del aula. 

La práctica autorregulada 

El otro trabajo de McDaniel (coautor de «Make it Stick») y Einstein (2020) se centra en la capacidad de los estudiantes universitarios para aplicar estrategias de práctica eficaces, y leer el abstract aquí. Tras su experiencia de enseñar a estudiantes universitarios estrategias eficaces (como la evocación y la práctica distribuida) y darse cuenta de que no las aplican de forma independiente, han sugerido un marco de cuatro etapas para apoyar a los estudiantes en su camino desde el aprendizaje de las estrategias hasta la aplicación de las mismas en su propio aprendizaje. También en este caso, apoyan su sugerencia con pruebas procedentes de las ciencias del aprendizaje y el comportamiento. 

¿Qué tienen en común?

Los dos enfoques, aunque diferentes en algunos aspectos, tienen algunas cosas importantes en común:

  1. No sugieren nuevas estrategias, sino que se centran en organizar las pruebas en un marco coherente, funcional y comprobable.
  2. Se organizan en torno a etapas secuenciales de aprendizaje, empezando por el conocimiento y llegando hasta la planificación y/o la incorporación de rutinas de práctica.
  3. Incluyen elementos de cognición, motivación, metacognición y formación de hábitos, basados en los resultados de investigaciones relevantes en estos campos. 
  4. Sugieren un marco que puede ponerse a prueba.

Conclusiones

Estos dos ejemplos son inspiradores porque señalan el desarrollo de todo el campo (ciencia cognitiva y educación) desde el «saber» y la «comprensión» hacia un ámbito de uso y aprovechamiento sistemáticos. Y lo que es más importante, al hacerlo ponen de relieve la importancia de las pruebas procedentes de campos de investigación vecinos. 

La capacidad de incluir toda una secuencia de aprendizaje en un marco comprobable es lo más destacado de esta transición. Sienta las bases de un enfoque diferente para investigar los programas de aprendizaje y desarrollo profesional, así como para diseñarlos y evaluarlos.

3 respuestas a “Dando sentido a las ciencias cognitivas en educación”

  1. Excelente análisis y teóricos, me hace reflexionar respecto a mi práctica docente y cómo incide la forma en cómo planificamos la enseñanza.
    Me gustaría profundizar algún criterio.
    Saludos

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    1. Avatar de Juan Fernández
      Juan Fernández

      Hola Alicia,

      De esto escribiré más, en lanzando a esta entrada. Gracias por el interés.

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  2. El modelo parece alineado a la Txonomia de Bloom. Podrían agregarse nuevas etapas que permitan la conformación de comunidades.

    Le gusta a 1 persona

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