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¿Qué dice la investigación sobre los deberes? Adaptado y traducido de https://www.sec-ed.co.uk/best-practice/research-analysis-getting-the-most-out-of-homework/
AVISO: estudios citados en esta entrada como los de la EFF han extraído conclusiones provisionales sobre la eficacia de los deberes en función del entorno familiar, que indican que las conclusiones aquí presentadas son válidas en términos generales. Como siempre, el contexto del centro y de las familias puede ser TAN DIFERENTE que varíe la eficacia de los deberes. En resumen, los deberes en Secundaria funcionan EN GENERAL cuando están bien diseñados, aunque puede haber situaciones concretas en las que esto no sea así, AUNQUE estén bien diseñados. Para los interesados en esta relación me parecen muy interesantes dos estudios: Daw, 2012 y Bempechat et al., 2011 En el último podéis encontrar reflexiones sobre las percepciones sobre los deberes de alumnos en contextos más desfavorecidos. Además, tenéis un informe PISA sobre este tema aquí.
Tenemos una relación difícil con los deberes. Los profesores, los padres y los alumnos tienen una opinión sobre su eficacia, y esas opiniones suelen estar muy cargadas de emociones y van en direcciones diferentes (Hallam, 2006).
Algunos dicen que es una práctica perjudicial que sabotea la vida familiar (y en muchos casos, como veremos, así es). Los deberes son una bola y una cadena para los padres que a menudo provoca colapsos, lágrimas y portazos. Puede crear ansiedad, limitar el aprendizaje, sobrecargar y desconectar a los alumnos sobrecargados y puede tener un impacto negativo en el bienestar (Kralovec y Buell, 2000). Alfie Kohn (2006), en El mito de los deberes, opina que las escuelas deberían establecer su política por defecto de «no hacer deberes».
En la otra cara de la moneda, los que apoyan los deberes argumentan que ayudan al aprendizaje, la práctica y el ensayo, el desarrollo personal, las habilidades de gestión del tiempo y la preparación para la vida posterior.
Pero los deberes se alimentan de mitos y las cosas no son blancas o negras. Mucho de lo que se dice sobre los deberes se basa en la tradición y no en lo que sabemos sobre la eficacia de la enseñanza y el aprendizaje (Vatterott, 2008).
Hay que tomar decisiones basadas en lo que nos dicen las pruebas y en si las afirmaciones a favor o en contra de los deberes tienen una base empírica sólida.
¿Qué nos dice la investigación?
Los deberes se han investigado ampliamente y los estudios realizados en todo el mundo occidental nos dicen que no tienen un impacto apreciable en el aprendizaje y el rendimiento académico de los niños más pequeños (infantil y casi toda la primaria) y que pueden conducir a peores resultados en general. De hecho, tenéis un excelente resumen contextualizado en España y escrito en castellano realizado por Educaixa. Os lo recomiendo y enlazo pinchando aquí: https://educaixa.org/es/recurso-fisico/-/asset_publisher/O2DYNBUbWvfN/content/deberes-primaria-
Sin embargo, si nos fijamos en el resumen de pruebas de la Education Endowment Foundation (EEF, enlace al principio de la entrada) sobre los deberes en secundaria, veremos que los deberes con estos alumnos mayores se ubican en esta región de los «grises». En él se dice: «La evidencia muestra que el impacto de los deberes, en promedio, es de cinco meses de progreso adicional.
Sin embargo, por debajo de esta media hay una gran variación en el impacto potencial, lo que sugiere que la forma de establecer los deberes es probablemente lo más importante. “Hay algunas pruebas de que los deberes son más eficaces cuando se utilizan como una intervención breve y centrada».
Sin embargo, la evidencia también es clara en cuanto a que los deberes tienen un efecto nulo en el rendimiento de los menores de 11 años, tal y como descubrió el profesor John Hattie en su meta-análisis Visible Learning (2009) y que ya comentamos aquí.
En 2014, en una entrevista en Radio 4 de la BBC, el profesor Hattie dijo: «Los deberes en la escuela primaria tienen un efecto de alrededor de cero. En la escuela secundaria es mayor… por lo que tenemos que hacerlos bien, no deshacernos de ellos».
«Ciertamente, creo que nos obsesionamos demasiado con los deberes. Cinco o diez minutos tienen el mismo efecto que una hora o dos horas. Lo peor que se puede hacer con los deberes es dar a los niños proyectos. Lo mejor que se puede hacer es reforzar algo que ya han aprendido».
Si profundizamos un poco más en la investigación del profesor Hattie, muestra que el tamaño del efecto en la edad de primaria es de 0,15 y para los alumnos de secundaria es de 0,64 (siendo el impacto medio de 0,40). Esto demuestra que los deberes para los alumnos de secundaria tienen un efecto «excelente», si se hacen bien.
Como siempre, lo que se mide tiene un impacto en la escala del efecto y estamos tratando con promedios, por lo que algunas formas de deberes tienen más probabilidades de mostrar un efecto que otras. Dylan Wiliam dijo en un evento de ResearchEd en 2014 que «la mayoría de los deberes que ponen los profesores son una mierda» (YouTube, 2017, míralo aquí).
Todos sabemos que los deberes pueden ser simbólicos, estar mal definidos o incluso darse como castigo. Los deberes pueden ser un ejercicio de relaciones públicas para hacer que un centro educativo quede bien y un reclamo para mantener contentos a los padres. En todos esos casos, el efecto de los deberes sobre el aprendizaje es nulo y constituyen más bien una forma de conductismo social.
También sabemos que, a menos que los profesores se aseguren de que las actividades establecidas son significativas y relevantes para el aprendizaje actual, se vuelven en gran medida redundantes.
En otras palabras, los deberes pueden ser eficaces cuando son del tipo adecuado y debemos seguir poniéndolos (Kelleher, 2017). De hecho, Marzano y Pickering (2007) afirman que «los docentes no deberían abandonar los deberes, sino mejorar su calidad instructiva».
Los deberes sirven para algo, pero tienen que tener una finalidad. En palabras del profesor Hattie, cuando los deberes no son una práctica deliberada (de esto hemos hablado mucho, por ejemplo aquí), no tienen sentido (The Conversation, 2016).
¿Qué podemos hacer entonces?
MacBeath y Turner (1990) sugieren una serie de ideas sensatas y razonables:
- Los deberes deben estar claramente relacionados con el trabajo en el aula.
- El trabajo en clase y los deberes deben seguir una pauta clara.
- Los deberes deben ser variados.
- Los deberes deben ser manejables.
- Los deberes deben ser estimulantes pero no demasiado difíciles.
- Los deberes deben permitir la iniciativa y la creatividad individuales.
- Los deberes deben fomentar la confianza en uno mismo y la comprensión.
- Debe haber reconocimiento o recompensa por el trabajo realizado.
- Debe haber orientación y apoyo.
Cathy Vatterott, también conocida como la «Dama de los Deberes», ha sugerido que «hay una creciente sospecha de que algo va mal con los deberes». En su libro Rethinking Homework (2018), sostiene que la mayoría de los profesores nunca han recibido una formación adecuada sobre las prácticas eficaces de los deberes.
Vatterott también ha identificado cinco características fundamentales de los buenos deberes: propósito, eficiencia, propiedad, competencia y atractivo estético (Vatterott, 2010).
- Propósito: Todos los deberes tienen sentido y los alumnos deben comprender también el propósito de la tarea y por qué es importante en el contexto de su experiencia académica.
- Eficiencia: Los deberes no deben requerir una cantidad de tiempo desproporcionada y tienen que implicar una reflexión intensa.
- Apropiación: Los estudiantes que se sienten vinculados al contenido aprenden más y están más motivados. Ofrecer a los estudiantes la posibilidad de elegir sus tareas es una forma de crear apropiación.
- Competencia: Los alumnos deben sentirse competentes a la hora de realizar los deberes, por lo que hay que abandonar el modelo de «talla única». Los deberes que los alumnos no pueden hacer sin ayuda no son buenos deberes.
- Inspiración: Un recurso y una tarea bien pensados y claramente diseñados influyen positivamente en la motivación de los alumnos.
Entonces, ¿hay que darle la vuelta al viejo concepto de los deberes? Está claro que los deberes necesitan una mayor atención y un nuevo diseño, y eso incluye lo que Mark Creasy llama «no deberes» (2014), en los que los niños establecen su propio aprendizaje y objetivos para los deberes y luego son autoevaluados y/o evaluados por sus compañeros.
Así que las tareas que sigan las sugerencias anteriores y las que se encuentran en el resumen de evidencia del EEF pueden servir para mejorar la imagen, la intención, la implementación y el impacto de las tareas en la educación secundaria y después.
Bibliografía (además de los links incluidos en la propia entrada que os aconsejo consultar)
- Homework: Its uses and abuses, Hallam, Institute of Education, UCL, 2006:
http://bit.ly/31xXo0u - The End of Homework: How homework disrupts families, overburdens children, and limits learning, Kralovec & Buell, Beacon Press, 2000.
- The Homework Myth: Why our kids get too much of a bad thing, Kohn, De Capo Books, 2006: www.alfiekohn.org/homework-myth/
- Homework Myths, Vatterott, The Homework Lady, February 2008: http://bit.ly/2H34wua
- Homework (Secondary) Evidence Summary, Teaching and Learning Toolkit, Education Endowment Foundation: http://bit.ly/2YGEGa5
- “Homework in primary school has an effect of zero”, John Hattie interview, BBC Radio 4, August 2014: https://bbc.in/2yWgcdK
- Visible Learning: A synthesis of over 800 meta-analyses on achievement, Professor John Hattie, 2009:
https://visible-learning.org - Why teaching will never be a research based profession, Dylan Wiliam presentation, ResearchEd, 2017: http://bit.ly/2MdFeO1
- How to shift a school towards better homework, Kelleher, The Learning Scientists, June 2017: http://bit.ly/3016QJA
- The case for and against homework, Marzano & Pickering, Educational Leadership, March 2007: http://bit.ly/2KK3unz
- Speaking with: John Hattie on how to improve the quality of education in Australian schools, The Conversation, May 2016: http://bit.ly/2H3SzUG
- Learning out of school: Homework, policy and practice, Research study commissioned by the Scottish Education Department, MacBeath & Turner, 1990: http://bit.ly/2KFR2Fu
- Rethinking Homework: Best practices that support diverse needs, Vatterott, ASCD, 2018.
- Five hallmarks of good homework, Vatterott, Educational Leadership, September 2010: http://bit.ly/2MfnodE
- Unhomework: How to get the most out of homework, without really setting it, Mark Creasy, Independent Thinking Press, 2014.
- Why students should set and mark their own homework, Mark Creasy, Guardian, April 2014: http://bit.ly/2KwP5MM
- Takeaway Homework, Tarr’s Toolbox, Tarr, 2015: www.classtools.net/blog/takeaway-homework
- Effective primary teaching practice, Teaching Schools Council, 2016: http://bit.ly/2TrXOCC
- The Institute for Effective Education’s Best Evidence in Brief has a selection of homework-related research which is worth a look: www.beib.org.uk/?s=Homework
Gracias, Juan, como siempre, objetivo, científico y clarificador. Muy buena síntesis, la conpartiré con mi claustro.
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Muchas gracias Carolina, me alegra saber que llegará a más docentes si es que os ayuda a pensar.
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Reblogueó esto en Hacia una Cultura Científica.
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Me encantó. » Los deberes son una mierda» Dylan Wilian. Gracias Juan.
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Gracias a ti, como siempre.
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[…] If you are reading this article, you are undoubtedly one of them. There is no doubt that teachers make a difference to how well their kids do at school. However, when you explore the thousands of research studies1 on the topic, it is apparent that some teaching strategies have far more impact than other teaching strategies do. Las pruebas de la educación. Deberes ¿sí o no? – Investigación Docente. […]
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