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Revisando borradores
Volvemos aquí a la idea aportada por Ron Berger y que ya desarrollamos aquí sobre la importancia de elaborar diferentes borradores de cualquier trabajo. Pues esto mismo vuelve a ser fundamental a la hora de aprender a escribir, y de paso a comprender mejor lo que se lee. ¿Cómo puedo ayudar a mis alumnos y alumnas a escribir párrafos coherentes, con cada frase fluyendo hacia la siguiente? ¿Por qué no responden a mis sugerencia como me gustaría que lo hicieran?
La razón es que muchas veces utilizamos frases como «Escríbelo mejor». Necesitan, como ya llevamos desarrollando unas cuantas entradas, enseñanza explícita de cómo escribir, y actividades secuenciadas para practicar repetidamente en ello.
Muchos confundimos dos conceptos importantes en este sentido: la revisión y la edición.
La revisión implica clarificar o alterar el contenido o estructura de un borrador. Puede ser tan simple como sustituir un adjetivo por otro más sugerente y poderoso, o reorganizar las ideas de un ensayo para hacerlo más persuasivo. En el fondo, requiere que los que escriben se pongan en el lugar del futuro lector, y qué información necesitará o le gustará encontrar para comunicarse con él lo más efectivamente posible.
La edición, aunque importante, es mucho más mecánica. Consiste en identificar y luego corregir errores gramaticales, de sintaxis o de puntuación. Esta distinción es importante porque cuando un docente pide a un niño que mejore su texto generalmente entiende que debe editarlo en este sentido. Es más fácil corregir los errores mecánicos, y por eso en esta entrada dedicaremos tiempo a la revisión.
La revisión
Practicando actividades de revisión:
- Ayuda a desarrollar claridad y coherencia
- Permite a los alumnos utilizar estrategias de construcción de frases cuando escriben un texto más largo
- Complementa la entrega de borradores y revisiones, permitiendo cambios sustanciales que mejoran un trabajo escrito
Revisando el texto de otro
Un problema que nos encontraremos es que una alumna, por ejemplo, mejorará un texto añadiendo una coma apostiva si justo se lo hemos explicado o se lo pedimos específicamente. Pero cuesta tiempo que piense en esa estrategia por sí misma mientras escribe. Una de las maneras más eficaces de solucionar este problema es revisando el trabajo de otro, o trabajando en un párrafo propuesto por nosotros para mejorarlo. La idea es practicar en el proceso de mejora de un párrafo. Un detalle importante es que hay que asegurarse que estos párrafos no tienen errores gramaticales o de puntuación, para que los alumnos se enfoquen en la revisión y no en la edición. Ejemplo:
Proponemos esta actividad sobre Halloween: Vaciamos una calabaza. Dibujamos la cabeza. Cortamos la parte de arriba. Sacamos las semillas. Hacemos la cara. La calabaza quedó muy bien.
¿Cómo convertir este párrafo en algo interesante? Por ejemplo, ¿cuándo lo hicimos? ¿Por qué vaciamos la calabaza primero? El resultado final podría ser:
Hoy vaciamos una calabaza. Primero, dibujamos la cabeza para que fuera más fácil luego. Después, cortamos la parte de arriba con un cuchillo. Sacamos las semillas con una cuchara grande. Finalmente, tuvimos que cortar los rasgos de la cara que habíamos dibujado. La calabaza quedó muy bien.
Posteriormente, las autoras nos ofrecen una secuencia clara de actividades para profundizar en esta actividad y que ganen autonomía:
- Revisar un párrafo como el del ejemplo anterior, toda la clase a la vez
- Dar feedback a los alumnos sobre las sugerencias de la clase
- Ponemos a trabajen juntos o por separado para aplicar estas sugerencias
- Después revisar un párrafo pero sin sugerencias previas
- Luego compartir su trabajo en parejas o grupos
- Finalmente, revisar un párrafo propio después del feedback específico del docente
- Y por último revisar un párrafo propio sin este feedback
Vemos que la idea es ir retirando este «soporte» hasta que los alumnos tomen la responsabilidad de revisar sus propios párrafos. Queremos realizar esta actividad tantas veces como sea necesario hasta automatizar esta tarea, ganando en metacognición. El objetivo sería que llegaran a pensar, mientras escriben: «este párrafo necesita más detalle», o «necesito mejorar la parte final para hacerla más persuasiva».
Incluyendo transiciones
Otra herramienta interesante y muy concreta es enseñar a insertar palabras que indican una secuencia (antes, después, sin embargo, por otro lado, además, en conclusión…). Es sorprendente cómo ayudan a un texto a ser fluido y coherente. El libro define a estas palabras como palabras señal porque señalizan una relación entre ideas. Por tanto ayudan a minimizar la confusión entre ideas de un mismo párrafo. Es importante presentarlas a los estudiantes en función de lo que indican:
- Tiempo y secuencia: primeramente, en segundo lugar, finalmente, etc. Son útiles para textos narrativos de una serie cronológica de eventos o de pasos en un proceso, por ejemplo un problema de matemáticas.
- Conclusivas: por tanto, por ello, consecuentemente, etc. Como su nombre indica, se utilizan para potenciar la conclusión de una idea.
- Cambio de dirección: pero, sin embargo, a pesar de, en contraste, por otro lado, etc. Son muy útiles en un texto argumentativo para exponer diferentes posturas de un tema.
- Para enfatizar: especialmente, particularmente, etc. Sirven para potenciar un argumento o conclusión, y son utilizadas en textos de queja o reclamación.
Un ejemplo: Explica los pasos para resolver (x-5)(x+5) rellenando la plantilla:
Primero, ______________________________________
En segundo lugar, _______________________________
Después, _____________________________________
Y luego, ______________________________________
Finalmente, __________________________________
Las citas textuales
Este punto es de las pequeñas joyas que uno se encuentra en este libro. Para las autoras, es muy bueno enseñar a los alumnos a incluir citas cuando se escribe. Añade credibilidad al argumento, pero sobre todo implica consultar lo que otros dicen y basarse en las fuentes adecuadas cuando se elabora un texto. Sirven además para dar más fuerza. Las citas son \»palabras que se han tomado de su contexto original y que necesitan ser integradas en el nuevo texto\». Como en los casos anteriores, es necesario planificar actividades que practiquen explícitamente el uso de citas.
Conclusión
Para terminar esta entrada sobre las revisiones, es importante advertir que uno de los problemas más habituales que podemos encontrar es la calidad de la caligrafía de los alumnos. Cuando la caligrafía es mala, la calidad del texto puede sufrir, y desde luego cambia la percepción del propio lector sobre lo que está leyendo. Por eso defienden la enseñanza explícita de la caligrafía, como defiende el blog que tenéis pinchando en este enlace.
La caligrafía no solo influye en una mejor predisposición del lector (y por tanto del corrector), sino que también ayuda a tomar notas y comprender a medida que se están tomando estas notas.