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¿Qué hacemos en clase?
Robertson en 1997 explicó que un comportamiento relajado de los docentes indica inconsciente a todos los presentes en un aula que nadie está amenazado. Por tanto, una actitud de confianza es esencial si queremos ser profesores. Pero puntualiza Bill Rogers: esta confianza no es un sentimiento o un estado emocional, sino que debe ser una seguridad razonable en que sabemos lo que hacemos. Por eso es importante dotarnos de habilidades y estrategias que adoptar en diferentes situaciones. No depende por tanto de la personalidad de cada uno, sino de cómo desarrollemos las habilidades de gestión del grupo. A eso se dedica esta entrada.
Consiguiendo la atención focalizada del grupo
Independientemente del tiempo que empleamos en actividades grupales o manipulativas, siempre necesitaremos emplear alguna señal para conseguir la atención focalizada del grupo. Esto se puede conseguir mediante una serie de técnicas verbales y no verbales:
- Cuando utilizamos estas señales, siempre es ayuda usar un tono positivo pero direccional: «Parando todo el mundo, por favor…» Después incluimos un tiempo de pausa, breve, para atender la señal del profesor. «Mirando hacia aquí y escuchando… Gracias.» Usar gracias al final de un imperativo conlleva una cierta expectación. Podemos necesitar repetir esto calmadamente, positivamente, pero expectante.
- Evitaremos el uso de negativos: «No habléis mientras estoy hablando…» o peor, de frases interrogativas: «¿Podéis por favor sentaros?» El cerebro de los niños, especialmente más pequeños, y sobre todo si hay follón, no entiende si se trata de una pregunta o una afirmación. Tenemos que asegurarnos de que queda claro lo que queremos.
- En algunas etapas es bueno el uso de pistas no verbales como levantar una mano y que todos también levanten su mano. Bill Rogers insiste en que el uso de pistas no verbales no es mágico ni funciona por sí mismo. Es requisito previo tener una cierta autoridad y confianza con la clase, y una postura corporal que indique confianza.
- Para complementar los tres puntos anteriores, es imprescindible escanear los ojos y las caras de los estudiantes mientras hablamos o hacemos el gesto. Ayuda también a dar un feedback de afirmación a los alumnos que rápidamente han atendido a nuestra señal y permite un tiempo a que se calme el ruido residual que puede quedar.
- Puede ser necesario dirigirnos a algunos alumnos en concreto mientras señalizamos la atención grupal. Previamente es bueno reconocer a los alumnos que ya han seguido nuestra señal. «Perdonad un momento, clase». Entonces advertiremos a estos alumnos con una pequeña descripción de lo que están haciendo y un recordatorio de la señal: «Jaime, Cristina, dejad por favor las mochilas en su sitio.» Pausa táctica. «Ahora prestad atención en silencio, gracias.»
Algunos problemas frecuentes
A medida que escaneamos la clase, nuestra calma permite una calma correspondiente en el grupo. Por calma Bill Rogers no entiende ser frío, distante o sin emoción. La calma tiene más que ver con cómo comunicamos nuestro auto-control bajo momentos de presión. Como ya hemos insistido varias veces, a ese sentimiento de calma ayuda tener planeadas estrategias y saber lo que razonablemente podemos hacer en casa situación. El autor afirma haber visto a bastantes profesores pedir calma mientras botan en el sitio o se balancean mientras piden atención a la clase, ese movimiento exagerado dispara inconscientemente inquietud en los ojos de los alumnos que involuntariamente siguen al docente en sus balanceos.
Nuestra posición importa
Muy bonito todo… pero ¿y si no funciona?
- Puede ayudarte a saber que el problema es más amplio que tus horas de clase con ellos
- Puede ayudar a trabajar con los alumnos que «catalizan», que disparan el mal comportamiento de otros