INVESTIGACIÓN DOCENTE

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El concepto de aprendizaje autorregulado tiene su origen en la educación de adultos y el aprendizaje en el lugar de trabajo, y desempeña un papel importante en el aprendizaje «a la carta», en el que los alumnos seleccionan sus tareas de aprendizaje y configuran así sus propias trayectorias de aprendizaje. Es, por tanto, el proceso en el que una persona toma la iniciativa de diagnosticar sus propias necesidades de aprendizaje, formular sus objetivos de aprendizaje, identificar las tareas de aprendizaje que debe llevar a cabo para apoyar su aprendizaje y realizar dichas tareas (Knowles, 1975). En definitiva, incluye establecer lo que aún no sabes para poder llevar a cabo una tarea o resolver un problema, lo que necesitas aprender para hacerlo, cómo aprenderlo y si eres capaz de juzgar si lo has aprendido.

Esta categorización es útil para entender la complejidad de los procesos de aprendizaje autorregulado y da una idea de las diversas cosas que tenemos que considerar cuando se trata de la cuestión de cómo podemos ayudar a la gente a mejorar en esto. Los agentes reguladores son críticos para iniciarlo y se pueden definir como «metas» a nivel de tarea. La suposición de que la fijación de objetivos desencadena el aprendizaje es, en realidad, un rasgo común a todos los modelos de aprendizaje.

En primer lugar, los objetivos dirigen la atención hacia una actividad relacionada con ellos. A continuación, la actividad relacionada con el objetivo lleva al alumno a aumentar su esfuerzo y persistencia. Este esfuerzo y persistencia estimula el descubrimiento y el uso de conocimientos y estrategias relevantes para la tarea. También sabemos que la fijación de objetivos es más eficaz cuando el objetivo es más específico, cuando estamos comprometidos con su consecución, cuando tenemos suficiente conocimiento de la tarea y, por supuesto, cuando recibimos retroalimentación sobre nuestro progreso (véase la sección de feedback del blog).

Sitzmann y Ely (2011) han identificado varios constructos que intervienen en el aprendizaje autorregulado. Describimos brevemente cada uno de ellos en la tabla que encontrarás al final de la entrada.

Además, las valoraciones normativas son fundamentales a la hora de evaluar la progresión hacia el objetivo. Sitzmann y Ely (2011) incluyen tres constructos en esta categoría: la autoevaluación, las atribuciones y la autoeficacia, y advierten de que la evidencia para los dos primeros constructos es escasa; sin embargo, la autoeficacia ha sido ampliamente estudiada. La autoevaluación, de la que ya hablamos aquí, consiste en evaluar el progreso hacia el objetivo comparando el nivel actual de conocimiento o rendimiento con el estado deseado del objetivo. Cuando intentamos conseguir algo, atribuimos el resultado a varias dimensiones causales, por ejemplo, capacidad (soy inteligente) frente a esfuerzo (trabajo duro) (Dweck, 1986) o interno (soy yo quien influye en el resultado) frente a externo (es alguien o algo más quien influye en el resultado). Hay varias entradas dedicadas a este punto, por ejemplo aquí. El último constructo es la autoeficacia, que se refiere a las creencias sobre la capacidad de tener éxito en el aprendizaje y en la realización de tareas relacionadas con el aprendizaje (creo o estoy seguro de que puedo hacerlo).

Constructo	Descripción
Planificación	Reflexión sobre lo que se necesita aprender y establecimiento de objetivos específicos para cada tarea
Monitorización	Atención a la comprensión actual de los conocimientos y al rendimiento de las destrezas
Metacognición	Aunque los investigadores la definen de forma diferente, existe un acuerdo general en que se trata de la conciencia y la comprensión de los propios procesos de pensamiento
Atención	Grado en que se mantiene la atención cognitiva y la concentración durante el aprendizaje
Estrategias de aprendizaje	Forma de estudiar y aprender, incluida la selección y el uso de diversas estrategias, como la elaboración de materiales o tareas y la integración de todos los componentes del aprendizaje entre sí y con los conocimientos previos, incluyendo la selección y el uso de diversas estrategias, como la elaboración de materiales o tareas, y la integración de todos los componentes del aprendizaje entre sí y con tus conocimientos previos
Persistencia	Grado en que dedicas esfuerzo al aprendizaje y a la concentración
Gestión del tiempo	Elaboración de un programa de aprendizaje y asignación de tiempo para aprender
Estructuración del entorno	Elección de un entorno que sea beneficioso para el aprendizaje
Búsqueda de ayuda	Grado en que busca ayuda cuando tiene dificultades para comprender algo o se enfrenta a un reto en una tarea
Motivación	Disposición y deseo de participar en el aprendizaje
Esfuerzo	Esfuerzo que pone en aprender, tanto en términos del tiempo que dedicas al aprendizaje como del esfuerzo mental que empleas en aprender.

Cuanto más nos especializamos en un campo determinado, mejor aprendemos lo necesario para seguir mejorando. En otras palabras, con el tiempo nos convertimos en aprendices expertos en nuestro campo de especialización. Pero no debemos olvidar que incluso cuando sabemos un poco sobre algo, seguimos siendo malos a la hora de juzgar nuestro propio conocimiento y competencia (Sánchez y Dunning, 2018)

Como explican Bjork, Dunlosky y Kornell (2013), ciertas actitudes y suposiciones sociales pueden desempeñar un papel, como pensar erróneamente que no es necesario que nos enseñen a gestionar nuestras propias actividades de aprendizaje. Al fin y al cabo, «todo el mundo aprende», así que ¿cómo puede ser difícil? Este es el tipo de razonamiento del que se deriva la suposición incorrecta de que adquirimos gradualmente habilidades de aprendizaje por nuestra cuenta. Debemos seguir leyendo y formándonos como aprendices durante toda la vida.

Finalmente, no puedo recomendaros lo suficiente el podcast de José Luis Serrano entrevistando a Ernesto Panadero sobre este mismo tema. Podéis acceder pinchando aquí. Y acceder a todas las publicaciones del investigador entrevistado en su página web.