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Recomiendo leer

Extraídas del libro Winstone, N., & Carless, D. (2019). Designing Effective Feedback Processes in Higher Education: A Learning-Focused Approach (1st ed.). Routledge. https://doi.org/10.4324/9781351115940

Comenzamos un libro que nos aportará algunas ideas de cómo implementar el feedback, especialmente con alumnos de más edad. Para empezar, el libro toma de referencia el trabajo de Winstone, Nash, Park y Rowntree (2017) de revisión sistemática de la literatura sobre los objetivos más comunes para el feedback en contextos educativos, y llegaron a un acrónimo que define los cuatro principales, SAGE. Es decir, ¿para qué se emplea el feedback?

S: Self-appraisal: apreciaciones de uno mismo. Cuando el feedback se utiliza para apoyar juicios de autoeficacia, es decir, cómo de buenos somos en algo.

A: Assessment Literacy: cultura de evaluación. Cuando se emplea para desplazar el foco de la evaluación de la notas a la mejora del aprendizaje.

G: Goal-setting and self-regulation: establecer metas y autorregulación. Cuando el feedback sirve para mejorar habilidades metacognitivas como las citadas.

E: Engagement and Motivation: implicación y motivación. Cuando apoya estos aspectos clave en el alumnado, comunicando que el trabajo merece la pena ser revisado y mejorado.

Además, investigaron algunas estrategias para mejorar la implicación del alumnado con el feedback:

  1. Internalización y aplicación de criterios: coevaluación, autoevaluación, diálogo y discusión.

2. Monitorización sostenible: planificación de acciones, porfolio.

3. Entrenamiento en feedback: talleres de feedback, recursos de feedback, ejemplos.

4. Maneras de entregar comentarios: feedback sin notas, uso de la tecnología.

En resumen, el uso del feedback en educación tiene un papel crucial en el desarrollo de la autoeficacia del alumnado, ya que permite a este valorar sus propias competencias y mejorar su percepción de lo que es capaz de lograr. Cuando el feedback se centra en apoyar juicios de autoeficacia, el alumnado no solo recibe información sobre su rendimiento, sino que también refuerza su confianza en sus habilidades, lo cual es esencial para promover un aprendizaje autónomo.

En este contexto, la alfabetización en evaluación desempeña un papel clave al cambiar el énfasis de la evaluación de calificaciones numéricas a la mejora continua del aprendizaje. La cultura de evaluación invita al alumnado a reflexionar sobre sus logros y desafíos, fomentando una mentalidad de crecimiento en la que el feedback es un proceso orientado a la superación y no solo a la rendición de cuentas.

Así, el feedback contribuye a la adquisición de habilidades metacognitivas, como el establecimiento de metas y la autorregulación, permitiendo al alumnado planificar, monitorizar y evaluar su propio progreso con una mayor conciencia de sus procesos de aprendizaje.

Para lograr una implicación genuina y sostenida del alumnado con el feedback, es fundamental que las estrategias de retroalimentación sean significativas y prácticas. Promover la coevaluación, la autoevaluación y el diálogo sobre los criterios de calidad ayuda al alumnado a internalizar los estándares de evaluación y aplicar estas pautas en su trabajo, generando una comprensión más profunda y un mayor compromiso con sus aprendizajes. La monitorización de estas prácticas, mediante la planificación de acciones o la elaboración de portafolios, asegura que el proceso sea sostenible y relevante. Además, ofrecer formación específica en feedback a través de talleres, ejemplos y recursos permite al alumnado familiarizarse con diferentes tipos de comentarios y aprender a dar y recibir retroalimentación constructiva.

Las formas de entregar el feedback, como la retroalimentación sin calificaciones numéricas o el uso de la tecnología para facilitar comentarios detallados, pueden aumentar la motivación y el compromiso, al comunicar que su trabajo tiene valor y es digno de revisión y mejora continua.

En la misma línea, Orsmond et al., (2005), después de entrevistar a estudiantes, llegaron a un modelo de cuatro maneras en las que sus estudiantes utilizaban el feedback:

Para clarificar la comprensión y las expectativas

Para motivarse

Para mejorar el aprendizaje

Para promover la reflexión

Lo que puede traducirse en las preguntas que nos proponen Quinton and Smallbone (2010):

  1. ¿Cómo me siento sobre este feedback?
  2. ¿Qué es lo que pienso de este feedback?
  3. Basándome en este feedback, ¿qué cosas puedo hacer para mejorar mi trabajo en el futuro?

Una manera de incluir el feedback: la tarea en dos partes.

Os traemos aquí una experiencia de Claire Tarrant, de la Universidad de Surrey. Objetivo final: Una evaluación crítica de 2000 palabras sobre dos artículos científicos sobre salud. 

Primera parte de la tarea: un póster que se llama “Comprendiendo una investigación”, que se realiza en grupo y que tiene una rúbrica con los criterios de evaluación. Se cuelgan los pósteres y se evalúan entre alumnos y el docente. Es decir, una primera parte de trabajo grupal y coevaluación.

Luego, en plataformas de participación como Mentimeter o Poll Everywhere, Claire pregunta al alumnado:

¿Qué es lo que más te gusta de tu póster?

¿Qué fue identificado como fortaleza por tus compañeros y el docente?

¿Qué fue identificado como un aspecto a mejorar?

¿Qué mejorarías ahora del póster?

Después de eso, individualmente se realiza la segunda parte de la tarea: evaluación crítica, incorporando lo aprendido en la realización del póster. Porque, defienden los autores, apoyar la implicación del alumnado con el feedback empieza en el diseño de la evaluación: deben disponer de oportunidades para aplicar el feedback de una tarea a la siguiente. Además, necesitamos diseños que empujen a revisitar y aplicar un feedback previo.

La implementación efectiva del feedback depende un conjunto de habilidades complejas, por lo que el alumnado se beneficiará de practicar cada una de esas habilidades.

A menudo lo que significa implicarse en el feedback no es igual para docentes y alumnos, así que es valioso discutir en clase lo que realmente significa aprovechar el feedback, y descubrir cuáles son las dificultades del alumnado en este sentido.

También es importante que el profesorado trate de buscar evidencias del impacto que el feedback tiene en sus estudiantes. En este sentido, la tecnología puede ayudarnos para:

  1. dar un feedback en el momento justo para que pueda utilizarse: formularios autorregibles, clickers…

2. mejorar la focalización de la atención y el procesamiento: feedback audiovisual

3. aprovechar la implicación en el feedback de manera anónima: clickers, mentimeter…

4. permitir la síntesis de varias fuentes de feedback: portafolios o analíticas de uso

Ejemplos:

  1. Series de tareas: el alumnado completa una serie de tareas similares (por ejemplo, una serie de prácticas de laboratorio), y en cada ciclo del feedback se incorporan los comentarios y sugerencias por iteraciones.
  2. Tareas de dos partes: como ya hemos contado, los alumnos realizan una primera tarea, por ejemplo, una presentación; y después reciben feedback. Utilizan esos comentarios para realizar una segunda tarea relacionada, por ejemplo, un texto escrito.
  3. Borradores: El alumnado recibe comentarios sobre un borrador. Cuando llega la evaluación sumativa, una parte de la calificación se reserva a las evidencias de haber utilizado el feedback recibido en los borradores.
  4. Guía previa a la tarea: el alumnado recibe rúbricas, criterios y modelos antes de empezar con la tarea. El diálogo con sus compañeros y el docente proporciona un feedback antes de comenzar con la actividad en sí.

La importancia de entrenarse en el feedback entre iguales.

Min (2005, 2006): sesiones específicas para entrenar el feedback: dos horas para modelar cuatro tipos diferentes de feedback: clarificar las intenciones del autor, identificar problemas potenciales, explicar la naturaleza de esos problemas, y hacer sugerencias específicas. Se trabajan en tríos de manera que todos reciben dos comentarios para cada tipo. 

Fases del feedback entre iguales:

  1. Brainstorming
  2. Primer borrador
  3. Feedback oral entre iguales, en clase, entre tríos
  4. Segundo borrador
  5. Presentación oral a grupos más grandes para recibir más comentarios
  6. Conversaciones individuales con el profesor
  7. Tercer borrador
  8. Comentarios finales en plataforma virtual 
  9. Entrada final

Muchas gracias a Domingo Chica, que en un prolífico intercambio de libros me hizo llegar este volumen tan interesante.

Una respuesta a “Algunas estrategias para incorporar el feedback a nuestras clases”

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