Lo que la psicología evolutiva nos dice sobre las necesidades de formación de los profesores

Tomado del blog de Didier Goudeseune el 3 de febrero de 2022 y que se puede consultar aquí: https://par-temps-clair.blogspot.com/2022/02/ce-que-nous-dit-la-psychologie.html

¿En qué medida la capacidad de enseñar eficazmente depende del aprendizaje adaptativo basado en las experiencias personales sobre el terreno? ¿En qué medida es una función de la práctica deliberada en un entorno de desarrollo profesional?

Los fósiles más antiguos de nuestra especie se remontan a unos 300.000 años, y los primeros rastros de escritura se remontan a unos 3.300 años antes de Cristo.

La escritura y la lectura, y los cambios resultantes en la cultura y la educación humanas, son muy recientes. Por lo tanto, puede ser importante entender la relación entre la evolución, el aprendizaje y la enseñanza. El aprendizaje y la enseñanza se han construido sobre las características previas de nuestra especie, ya que la selección natural no ha tenido tiempo de moldearlas e inscribirlas en nuestro ADN.

Patrones y heurística

Cuando nos enfrentamos a una situación conocida, familiar o repetitiva, somos capaces de reaccionar rápidamente. Lo mismo ocurre con nuestros alumnos. Activamos los patrones que parecen corresponder en nuestra memoria a largo plazo. Nos permitirán actuar casi en piloto automático, limitando la necesidad de una reflexión profunda.

Para el profesor, conseguir que los alumnos desarrollen esquemas cognitivos que se corresponden con los aprendizajes previstos es el objetivo que ya explicamos en esta entrada. El aprendizaje de nueva información requiere la presencia de esquemas correspondientes a conocimientos previos con los que interactuar.

En la vida cotidiana, nuestros esquemas proporcionan una forma rápida y fácil de procesar la nueva información. Nuestros esquemas nos permiten afrontar cambios complejos en nuestro entorno recurriendo rápidamente a nuestras experiencias pasadas. 

Es posible que los esquemas no proporcionen una respuesta totalmente adecuada, pero es mejor que ninguna respuesta, y a veces la búsqueda de una solución óptima es prohibitivamente cara.

A veces, la respuesta proporcionada es inadecuada. Por esta razón, los esquemas de los alumnos también pueden obstaculizar su aprendizaje. Esto es especialmente cierto si los estudiantes son nuevos en las materias que enseñamos. Cuanto más se base nuestra asignatura en conocimientos biológicos secundarios, más probable será que nuestros alumnos se basen en un concepto erróneo basado en sus conocimientos ingenuos e ideas erróneas anteriores.

Por eso es tan importante el cambio conceptual en la enseñanza de las ciencias, por ejemplo. El conocimiento biológico secundario debe sustituir al intuitivo: parece que la Tierra no se mueve y el Sol gira en torno a ella, pero realmente sucede al contrario.

Normalmente, los esquemas iniciales de los alumnos se forman en torno a los conocimientos biológicos primarios y actúan como reglas aproximadas, intuitivas, pero también a menudo estereotipadas, sesgadas o basadas en conceptos erróneos.

La principal ventaja de los esquemas, y no la menos importante, es que permiten una respuesta rápida, ahorrativa, sencilla de aplicar, ya que suele ser automatizada y utiliza muy poca memoria de trabajo.

Por lo tanto, para que nuestros alumnos aprendan, no hay otra solución que hacerles reflexionar sobre los nuevos conocimientos. Tienen que hacerlo de una forma nueva, estructurada, progresiva y enmarcada. El objetivo es que sean capaces de construir esquemas cognitivos relevantes sobre lo que les enseñamos.

Kahneman contrasta este procesamiento basado en el uso rápido de esquemas ingenuos en el pensamiento rápido con el pensamiento del Sistema 2, que es lento, laborioso, lógico y consciente. 

Podemos relacionar esto con lo que ocurre cuando nuestra memoria de trabajo está muy cargada de información nueva. El proceso es agotador.

Nuestros cerebros han evolucionado para hacer un uso eficiente de los patrones que se forman más fácilmente a partir del conocimiento ingenuo necesario para nuestra supervivencia y perpetuación.

Cuando un esquema no es adecuado, sólo tenemos recursos mentales limitados para resolver conscientemente el problema y aprender a construir un nuevo esquema más eficiente. Con el desarrollo de la cultura escolar, la necesidad de aprender conocimientos secundarios se multiplica. Esto ha sucedido de tal manera que el ser humano ya no puede afrontarlo solo. Necesita evolucionar en un sistema educativo.

Capacidad de enseñanza y teoría de la mente

Nuestra capacidad de aprender conocimientos secundarios depende de otra capacidad, la de enseñar.

¿Hasta qué punto la enseñanza eficaz implica un conjunto de conocimientos y habilidades biológicamente secundarios y hasta qué punto es una habilidad biológicamente primaria?

Los profesores eficaces parecen anticiparse a la forma de pensar de los alumnos en sus clases. Utilizan esta intuición para hacer preguntas eficaces. Los psicólogos denominan teoría de la mente a la capacidad de inferir cómo piensan y sienten otras personas.

Strauss, Ziv y Stein (2002) sugieren que la teoría de la mente es un requisito importante para la enseñanza. Mientras que los chimpancés parecen enseñar a sus congéneres de forma limitada, los humanos parecen ser los únicos animales que enseñan utilizando la capacidad de anticipar los estados mentales del individuo al que enseñan.

La capacidad de enseñar aparece en los seres humanos de forma espontánea a una edad temprana sin instrucción aparente y es común a todas las culturas humanas. Es una capacidad innata y primaria. En esencia, sugieren que, a pesar de su complejidad, la enseñanza es una cognición natural que ha evolucionado junto a nuestra capacidad de aprendizaje.

Strauss, Ziv y Stein enseñaron a niños de preescolar a jugar a un juego de mesa y luego observaron el comportamiento de estos niños cuando enseñaban a otro. El estudio identificó una serie de estrategias de enseñanza:

  • Demostración: mostrar activamente al alumno lo que debe hacer, por ejemplo, mover el tren por la vía y detenerlo en una estación.
  • Instrucción específica: decirle al alumno lo que debe hacer ahora, por ejemplo, «Toma esto».
  • Explicación verbal: explicar al alumno una regla o lo que debe hacer, por ejemplo: «Tienes el verde. Puedes llevarte el cubo».
  • Acompañar una demostración con una explicación verbal.
  • Comprobar la comprensión del alumno 
  • Explicación de los propios actos y conocimientos
  • Retroalimentación: responder a las afirmaciones o acciones del alumno, por ejemplo, responder a preguntas o intervenir cuando el alumno comete un error, demostrar o repetir verbalmente una regla.

Descubrieron que los niños de cinco años parecían tener una comprensión más avanzada de la enseñanza que los de tres años. A los cinco años, se basan más en las explicaciones verbales, son más receptivos a las dificultades del alumno y hacen preguntas para comprobar su comprensión.

La teoría de la mente es la capacidad de utilizar nuestra propia mente para simular y predecir los estados de los demás. Implica tanto componentes afectivos como cognitivos. Es la capacidad de responder emocionalmente a los estados mentales de los demás y la capacidad de comprender el estado mental de los demás.

Los profesores eficaces desarrollan ambas dimensiones:

  • La capacidad de modelar los procesos de pensamiento de los demás
  • La capacidad de empatizar con los demás.

Tenemos una capacidad natural para explicar conocimientos y habilidades intuitivas a otro individuo. 

Sin embargo, hay dos diferencias importantes que complican esta visión. En un contexto escolar, los contenidos se imparten a grupos de 20 a 30 alumnos que no están necesariamente motivados. Además, el contenido suele ser mucho más complejo y abstracto.

Este marco específico implica que se puede definir y enseñar un conjunto de conocimientos profesionales secundarios. No podemos aprender a ser un profesor de éxito siguiendo nuestro propio pensamiento y experiencias. Se necesita una entrada externa.

Sin embargo, gran parte de lo que hacemos en el aula siempre será instintivo, basado en patrones. Sin embargo, estos patrones pueden aprenderse o mejorarse mediante la práctica deliberada. La investigación sobre la eficacia de la enseñanza y la ciencia del aprendizaje proporciona una base prometedora para aquellas dimensiones de la enseñanza que requieren un esfuerzo consciente y la adquisición de nuevas habilidades para los profesores.

La enseñanza consiste en identificar en determinados momentos las lagunas en los conocimientos, las ideas erróneas, las creencias o las habilidades del alumno. También tenemos que ser capaces de determinar en qué punto del aprendizaje se encuentran en cada momento para decidir cómo enseñar. Hay diferentes técnicas que nos permiten hacerlo.

Necesitamos un conocimiento experto de nuestra materia y la mejor manera de enseñarla. También necesitamos una sólida comprensión de cómo piensan, se comportan y aprenden nuestros alumnos para poder conseguir y mantener su compromiso. La adquisición de estas diferentes habilidades es en sí misma una cuestión de enseñanza, que comienza con la formación inicial y continúa a lo largo de la carrera como parte del desarrollo profesional.

Bibliografía

David Didau and Nick Rose, What every teacher needs to know about psychology, 2016, John Catt

Kahneman, D. « Thinking fast and slow » (2011)

Geary, David C., Educating the Evolved Mind, 2007

Strauss, S., Ziv, M., & Stein, A. (2002). Teaching as a natural cognition and its relations to preschoolers’ developing theory of mind. Cognitive Development, 17 (3–4), 1473–1487. https://doi.org/10.1016/S0885-2014 (02)00128-4

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