
Cuando nuestro alumnado resuelve un problema, compara dos figuras o anticipa el resultado de un experimento, está haciendo algo más que seguir instrucciones: está operando con representaciones mentales. El capítulo 9 del libro de Allan Paivio «Mental representations» (más info aquí) nos invita a comprender qué significa esto desde la teoría de la representación dual, y sobre todo, qué podemos hacer como docentes para apoyar este tipo de pensamiento. Es una de las ideas que encontraréis en muchas de las casi 400 entradas del blog, y por eso me parecía interesante desarrollar una entrada especifica para las teoría de Paivio. A mí me ha ayudado muchísimo entenderla bien y aplicarla cuando diseño materiales de cualquier tipo.
¿Qué dice la teoría de la codificación dual?
La teoría de la codificación dual propone que usamos dos sistemas distintos pero interconectados para representar mentalmente la información:
- Un sistema verbal, que procesa palabras y lenguaje.
- Un sistema no verbal, que procesa imágenes, sonidos, sensaciones espaciales o kinestésicas.
Estos dos sistemas pueden operar de manera independiente o coordinada. Por ejemplo, podemos entender una descripción verbal (“una casa de dos pisos con tejado rojo”) y también imaginárnosla visualmente. O bien, al ver una imagen, podemos generar una etiqueta verbal (“es un molino”).
La clave está en que muchas tareas complejas —como resolver problemas, rotar objetos mentalmente o simular procesos— requieren que el alumnado manipule activamente estas representaciones internas. Y esto tiene consecuencias directas para nuestra práctica docente.
¿Qué implica “manipular una representación mental”?
Manipular una representación no significa simplemente recordarla. Significa operar sobre ella: rotarla, compararla con otra, transformarla o utilizarla para inferir algo nuevo. Esto ocurre en tareas como:
- Imaginar cómo quedaría una figura al girarla.
- Prever qué pasará si se aumenta la temperatura en una reacción.
- Comparar dos situaciones problemáticas y elegir cuál es más deseable en un futuro.
Paivio subraya que muchas de estas manipulaciones siguen reglas similares a las de la percepción. Por ejemplo, cuanto más se parece una tarea mental a una tarea perceptiva (como mover una imagen mental), más tiempo y esfuerzo cuesta, igual que si lo hiciéramos con objetos físicos.
Estas ideas son importantes cuando tratamos de generar escenarios futuros, por ejemplo cuando tratamos de desarrollar las consecuencias del cambio climático o futuros escenarios económicos y sociales.
Aplicaciones prácticas en el aula
1. Fomentar la rotación mental y la transformación visual
En matemáticas, ciencias o geografía, pedir al alumnado que imagine objetos desde diferentes perspectivas puede ser muy poderoso. Pero esto no sucede “por defecto”: hay que practicarlo.
Ejemplo práctico:
- “Imagina que giras esta figura 90 grados. ¿Cómo cambiaría su orientación?”
- “Si el circuito se interrumpe aquí, ¿qué dejará de funcionar?”
Consejo: Usa fichas giratorias, modelos 3D, simulaciones online o incluso el propio cuerpo para representar transformaciones antes de pedir que lo hagan solo con la mente.
2. Combinar palabras con imágenes: no elegir entre una u otra
La teoría de la codificación dual sostiene que los aprendizajes son más robustos cuando se activan ambos sistemas. Esto implica diseñar actividades que no solo expliquen verbalmente, sino que también representen visual o gestualmente los contenidos.
Ejemplo práctico:
- Al explicar un ciclo (por ejemplo, el ciclo del agua), usar un diagrama junto con la narración del proceso puede no ser suficiente: añade un mapa e imagina situaciones con exceso de evaporación y defecto precipitación, o a la inversa. ¿Qué pasaría si…?
- Al introducir conceptos como “ecosistema” o “fuerza”, representar visualmente sus componentes y relaciones.
Consejo: Usa organizadores visuales como mapas conceptuales, esquemas causales o líneas de tiempo. Pide al alumnado que los construya, no solo que los observe.
3. Activar la visualización mental a través de instrucciones concretas
Pedir a una alumna o alumno que “lo imagine” no siempre funciona. Muchos no han desarrollado habilidades de visualización mental. Paivio sugiere que necesitamos dar guías específicas para que esa imagen se construya.
Ejemplo práctico:
- “Cierra los ojos. Imagina un triángulo azul sobre un círculo rojo. Ahora gíralo 45 grados. ¿Qué pasa con su posición?”
- “Piensa en cómo se mueve el aire cuando respiras. ¿Por dónde entra? ¿Dónde va?”
Consejo: Integra momentos breves de visualización guiada. Usa pausas narradas y lenguaje espacial (“arriba”, “al lado”, “detrás de…”) para anclar las imágenes.
4. Usar manipulativos para conectar lo físico con lo mental
Manipular objetos físicos es una forma estupenda de construir imágenes mentales. El alumnado necesita experiencias concretas para luego poder operar mentalmente con esos modelos.
Ejemplo práctico:
- Usar bloques para construir formas que luego deben reproducir de memoria o transformar.
- Simular con el cuerpo el flujo de la sangre o el ciclo de vida de un insecto.
Consejo: Asegúrate de que el uso de materiales no se quede en el juego. Acompáñalo siempre de preguntas que ayuden a conectar lo concreto con lo representado.
5. Entrenar explícitamente el “cambio de representaciones”
Muchas veces un problema se entiende mejor si se traduce a otro formato: de palabras a dibujo, de esquema a resumen, de gráfico a explicación oral. Enseñar a hacer esto mejora la flexibilidad cognitiva.
Ejemplo práctico:
- “Aquí tienes este texto sobre el sistema digestivo. Dibújalo como un diagrama con flechas.”
- “Tienes este gráfico. ¿Puedes explicarlo como si fuera una historia?”
Consejo: Modela tú mismo este cambio de representación, realizándolo en directo. Haz explícito el proceso (“Mira, esto que está aquí como un número, lo voy a representar ahora con una imagen…”).
Algunas advertencias
- No todo el alumnado tiene la misma facilidad para generar imágenes mentales. Por eso es importante ofrecer andamiaje visual: modelos, ejemplos, plantillas.
- No todo contenido se beneficia igual de lo visual. Usa este enfoque sobre todo cuando los conceptos tengan estructura espacial, dinámica o comparativa.
- Dibujar sin estructura puede ser ineficaz. No basta con decir “haz un dibujo”; hay que guiar la tarea para que sea significativa.
Conclusión: pensar con imágenes también se enseña
El capítulo 9 del libro de Paivio nos recuerda que enseñar no es solo transmitir contenido, sino ayudar al alumnado a construir y manipular representaciones mentales útiles para pensar. Eso implica:
- Ofrecer oportunidades de visualización y transformación mental.
- Combinar intencionadamente palabras e imágenes.
- Enseñar a cambiar de formato para comprender mejor.
- Dar andamiaje concreto para apoyar a quienes lo necesiten.
Cuando entendemos que imaginar, comparar y transformar mentalmente también se enseña, la conclusión es clara: enseñamos a pensar… con imágenes.
Bibliografía
- Paivio, A. (1990). Mental Representations: A Dual Coding Approach. Oxford University Press.
- Caviglioli, O. (2019). Dual Coding for Teachers. John Catt Educational.
- Fiorella, L., & Mayer, R. E. (2016). Learning as a Generative Activity. Cambridge University Press.
- Shing, Y. L., & Brod, G. (2016). Effects of prior knowledge on memory: Implications for education. Mind, Brain, and Education.
- Dunlosky, J. et al. (2013). Improving Students’ Learning With Effective Learning Techniques. Psychological Science in the Public Interest .







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